Las cajas suponían el 51 % del
sistema financiero español.
Eran entidades benéfico-sociales
sin ánimo de lucro. No eran de propiedad privada (no tenían accionistas);
tampoco eran de titularidad pública. Eran propiedades sociales, a falta de un
término mejor.
Por la normativa en vigor,
estaban obligadas a utilizar sus beneficios en obra social o en fortalecimiento
de la entidad. Típicamente, dedicaban a obra social un 25 % del beneficio anual, llevando a reservas el
75 % restante. Estos porcentajes son aproximados. Hubo muchas variaciones a lo
largo del tiempo, pero son una aproximación válida.
Obviamente, tras décadas de
funcionamiento consecuente, habían acumulado grandes reservas. A título de
ejemplo, Caja Inmaculada tenía, en 2006, más de 800 millones de euros en
reservas.
En mi opinión, fueron utilizadas
a nivel estatal en una gran operación de captura de capitales. El mecanismo
principal es de todos conocido: La creación de cientos o miles de empresas de
promoción inmobiliaria a la que la entidad matriz le prestaba dinero para sus
operaciones. Cuando la burbuja estalló, gran parte de las operaciones en vigor
fracasaron, afrontando como pérdidas la caja matriz los préstamos que iban
quedando impagados. Cuando hablo de cientos o miles de empresas, no exagero.
Caja Inmaculada participaba en 67, Caja Madrid en más de 300, etc.
Esas operaciones fallidas
aparecen reflejadas en los epígrafes "pérdidas por deterioro de
activos".
La normativa contable sufrió
varios cambios. En los balances de las entidades han quedado reflejados de
diversas formas. La más importante, con un monto superior a 116.000 millones en
el periodo 2005-2015 es "pérdida por deterioro de activos financieros (neto)"
que engloba el epígrafe "(pérdidas por) inversiones crediticias" (ver
excel adjunta)
Otro epígrafe a destacar es
"pérdidas por deterioro del resto de activos (neto)", que para el
mismo periodo supera los 35.000 millones de euros (ver word adjunto)
Otros epígrafes, como
"diferencia negativa en combinaciones de negocios" incrementan el
total de pérdidas contabilizadas.
No tengo ni los conocimientos ni
los medios para efectuar un análisis forense, más que contable, sobre el
sector. Sin embargo, es evidente que los recursos de las cajas sirvieron de
capital base para un expolio de más amplio importe, una gigantesca operación de
captura de capitales para lo que se precisó de otra operación de captura del
regulador.
Las pérdidas por promoción
inmobiliaria afectaron, además, a otras entidades financieras (bancos,
cooperativas, cajas rurales...) algunas de las cuales fueron rescatadas con
dinero público.
A las pérdidas que quedan
evidenciadas en los epígrafes citados, hay que sumar el dinero público
invertido para reflotar las entidades o permitir que siguieran operando, para
ser vendidas a continuación por cifras testimoniales.
La explicación a la crisis ha
tenido diversas versiones que nos hablaban de las circunstancias que se dieron
en EEUU u otros países. Sin embargo, se han obviado algunos aspectos relativos
al caso español:
1) La crisis española no se basó
en la concesión de hipotecas de alto riesgo (las famosas subprime
norteamericanas) sino en la concesión de enormes operaciones de crédito
promotor para la compra de suelo, en las que la única garantía de la operación
era el suelo adquirido.
2) Los fondos no procedían de
banca comercial clásica, sino fundamentalmente de cajas de ahorros. El riesgo
fue asumido, por tanto, por las cajas en su mayor parte.
3) Se ha ignorado un hecho
fundamental: Gran parte de los créditos concedidos por las cajas fueron
titulizados. Una de las compañías utilizada para tal fin, Ahorro y
Titulización, fue recientemente vendida a una filial del fondo Cerberus http://www.expansion.com/2014/ 11/12/empresas/banca/ 1415790461.html
Como curiosidad:
Otra curiosidad:
4) También se ha obviado un hecho
de gran importancia: Las cajas inundaron los mercados internacionales con
múltiples emisiones de deuda (pagarés, obligaciones) que les permitía seguir
adelante en sus operaciones de especulación inmobiliaria. Una vez que las
posibilidades de captar dinero "fresco" de clientes se agotan, una
opción es pedirlo prestado a inversores, cosa que se consigue con las citadas
emisiones de deuda. A título de ejemplo, la Caja de Ahorros del Mediterráneo se
prodigó en la emisión de pagarés y otros instrumentos. Es fácil de comprobar:
En la web de la CNMV www.cnmv.es
folletos emisiones ofertas públicas de venta... por ejemplo:
Estas
emisiones hacían muy difícil, por no decir imposible, permitir la
quiebra de las entidades, pues gran parte de las emisiones habían sido
compradas por inversores extranjeros, bancos alemanes y franceses, entre
otros.